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lunes, abril 30, 2007
Anámnesis
viernes, abril 27, 2007
Elogio del pensamiento
Franco Volpi, por ejemplo, ha señalado los paralelismos de nuestra época con la época de la disolución del mundo griego antiguo. El giro hacia una posible salvación de aquello que acompañaba a otras épocas de la gran política, y que en efecto no era sino uno más de sus elementos, no es el resultado de un romanticismo que trate de perseverar en la intimidad, sino más bien un intento por guardar la memoria en una época de disolución, como preservación de esa esfera que se encuentra vilmente asediada y constantemente atacada.
miércoles, abril 25, 2007
El texto singular
Tal responsabilidad hace que la mayoría de los discursos en los que participamos sean tan sólo “juegos”(eso sí, necesarios e importantes), frente al verdadero discurso, del que no se puede extirpar el sentido que de alguna forma lo hace irrepetible, que es la esencia de nuestra existencia inalienable.
lunes, abril 23, 2007
Juegos y discursos
El primer golpe para destronar esta verdad es, lo sabemos, la descripción de las estructuras o condiciones que posibilitan cualquier aparecer de la verdad. Esto es, en cuanto que ponemos nombres y apellidos a la verdad, en cuanto que la situamos en un lugar concreto, ya no puede ser trascendente a sus condiciones de posibilidad, ya requiere un sujeto concreto que en el fondo no es otro sujeto que el que anteriormente constituía el lugar del discurso común y de los hombres, lejano y arrojado del imperio de la verdad.
Y es que hablar de “juegos” como formas de vida irreducibles no deja de manifestar la carga valorativa impresa ya en esa definición. El “juego” reduce el posible valor de todo discurso, y ello solo es una mala comprensión de la verdad y el poder de cada discurso, pues en realidad tal levedad en la comprensión de las expresiones humanas solo puede venir, como es lógico, de una alta valoración del concepto tradicional de verdad.
viernes, abril 20, 2007
De vuelta con los límites
miércoles, abril 18, 2007
Nihilismo. Una discusión (II)
En efecto, que el nihilismo es una plaza de la discusión filosófica no significa que lo sea del problema de la sociedad como tal o de la cultura en general, etc. Pero no se puede tratar como una condición de posibilidad aquello que podría ser una conclusión. Me explico; es preciso deslindar el ámbito del nihilismo entendiéndolo como acontecer perteneciente a la filosofía, y con ello, a la historia, toda vez que el pensamiento filosófico se entienda (y yo lo entiendo así) como una reacción a la vivencia, a la experiencia o a la historia, de sus consecuencias colaterales como puedan ser las orientaciones económicas o sociales que se sigan de él. Que en todo caso el nihilismo y la postmodernidad mantienen una relación necesaria es indubitable. Anteriormente propuse que el nihilismo se podía fechar recientemente, equiparándolo a un acontecimiento social o económico. Grave confusión la mía, pues con ello compliqué el problema al salir del discurso filosófico y empaparlo con eso que se llama "postmodernidad" o "postmodernismo", y por tanto desplazándolo del ámbito propio del nihilismo, que, quede ya de una vez claro, es el relativo a la tradición de un pensar que hemos llamado metafísico, y cuyo suelo es sobretodo filosófico.
Con ello no quiero sino guardar el propio espacio de la filosofía. Ahora bien, ello no significa que haya que buscar en los inicios del pensar filosófico las condiciones del nihilismo y que a su vez eso signifique desplazarse a acontecimientos sociales o económicos que habrían preparado un acontecer del pensamiento distinto, en lugar de un pensamiento que hubiera preparado tal acontecer. Pero si la palabra nihilismo como tal aparece ya en Jacobi y en las discusiones con Lessing sobre Spinoza, ello quiere decir que quizás sea posible entender el inicio del nihilismo en los primeros pasos de la racionalidad ilustrada, o cuando menos, en otros lugares que podrían ser más claros y más cercanos en el tiempo de sus consecuencias fácticas que no la Atenas de Platón. Ésta era la crítica en contra de la idea de yuxtaponer el inicio del nihilismo con el inicio de la metafísica.
En efecto, lo que sugiere la historia de la metafísica y de la razón entendida como aquello que puede contener o igualarse al ser, es que es su caída lo que genera el vacío y la intestabilidad que llamamos nihilismo, y no su persistencia, que como tal, aún a la manera de cierta voluntad de poder, cubre el espacio de lo inenarrable, a saber, el abismo, de la misma forma como lo puede hacer la religión, el mito o el arte, lo que supone que de hallarse el pensamiento en su íntima esencia envenenado por el nihilismo, habría que suponer lo mismo de cualquier forma de expresión humana, dado que la poesía, el arte o el mito suponen también una igualación-distanciación con el ser como espacio que cubre un cierto abismo, a saber, el abismo fundamental o la falla originaria que mírese donde se mire existe como constitución primera de la realidad.
Lo que distingue al pensamiento postmetafísico es la voluntad de no cerrar tal abismo, es la necesidad de caminar sobre él con la conciencia de que la esencia de toda verdad se cierra en su temporalidad. Ello se confunde fácilmente con el nihilismo, pues a fin de cuentas, todo pensamiento postmetafísico tiene como suelo u obstáculo el nihilismo; la diferencia por tanto es de grado, de intención a lo sumo.
Pero con ello se hace claro que el nihilismo comparte más cosas en común con el pensamiento postmetafísico que con el pensamiento platónico o con la racionalidad ilustrada, esta última con aquellos lugares que podrían hacer de ella la madre misma del nihilismo. Y, en efecto, tal voluntad de caminar en la brecha tiene que ver poco con el conformismo de la postmodernidad.
La postmodernidad, a mi juicio, se diferenciaría del proyecto de un nuevo pensar en que mientras aquella es una negación explícita del proyecto metafísico, o un pensamiento acotado a la inmanencia del desarrollo económico (Jameson), el pensamiento postmetafísico simplemente asume el estado de la cuestión como el sitio o el lugar desde el que hablar, cosa muy diferente a plantear por sí mismo una destrucción de lo antiguo o de aceptar acríticamente la supuesta superación o ventaja de nuestra condición actual. Esa ventaja, sin embargo, si existe, no puede hallarse sino en la capacidad de ejercer nuevamente la libertad, mediante los nuevos caminos que pueda abrir tal pensamiento.
lunes, abril 16, 2007
Nihilismo. Una discusión.
Una vez hecho este inciso, partiré del problema, como digo, brevemente, a fin de que más tarde pueda ser completado. Hay dos formas básicas de enfrentarse, a mi modo de ver, al hecho del nihilismo. En primer lugar, es necesario decir que el fenómeno del nihilismo no es ni mucho menos una arbitrariedad filosófica. Es un hecho que de algún modo es un lugar tan común que ya nadie, ajeno o no a la filosofía, puede desterrarlo de su mirada, sin dejar de ser franco. Por tanto, el nihilismo, hay que decirlo, sobrepasa el marco del discurso de la filosofía, que de hecho es un discurso como otros tantos logoi en donde podríamos enmarcar una serie de estados de cosas dados.
viernes, abril 13, 2007
Los puntos negros
Como bien ha explicado José Luis Pardo en su libro "La Metafísica", ésta se inició bajo el postulado parmenídeo que asignaba al ser su existencia necesaria y al no ser su radical inexistencia. De modo que bajo la imperiosa necesidad del ser subyace la negación de la existencia del no-ser. La metafísica habría sido aquella disciplina filosófica que habría tratado de llenar con el pensamiento ese ser completo en sí mismo, de rellenar la laguna o la brecha originaria entre el ser y el pensar.
Será con Descartes cuando suceda tal fusión indiscriminada. En Descartes, pensar supone el ser, y es en esta identificación donde queda por fin destruida la laguna fundamental. Como señala el profesor madrileño, la proposición parmenídea que es el fundamento de la metafísica tiene la dolorosa carencia de presentar el no-ser bajo el ropaje de algo que, en fin, tiene que existir. Pues el problema es que no es posible hablar del no ser sin adjudicarle cierta existencia, dado que en la medida en que se utiliza una palabra para tal entidad se está suponiendo la cabida de esa entidad.
No es un problema o una dificultad lógica, acaso una contradicción. Si el pensar se identifica con el ser y yo puedo pensar el no-ser entonces es que ese tal no-ser existe de algún modo, aunque sea en su mera ausencia. Pero esa ausencia es suficiente para pervertir el espacio perfecto del ser, para vaciarlo de sentido. Concebir el opuesto de algo aún como ausencia, (pues no habría otra forma de pensarlo en cuanto lo absolutamente otro de la identidad), supone destruir el principio de Parménides para aceptar el de Heráclito; supone aceptar la existencia del Demonio para que Dios pueda ser legitimado en su existir.
Los puntos negros bajo los cuales caería la metafísica en su previa intención de disponer de la totalidad de todo lo ente no sólo se podrían denominar bajo el vocablo "nada", sino que la idea misma, por ejemplo, de Dios como la totalidad es en sí misma un punto negro bajo el que se desliza lo inifinito que no puede asumir la razón humana. Y es curioso que aquel ente que en otro momento fuera el principio de todos los entes, la Causa Primera de todo lo existente, en cuanto esencia que consiste en su propia existencia, aparezca aquí con los caracteres no de aquello absolutamente evidente y disponible a la razón (por ejemplo, el principio de contradicción), sino más bien a la manera de lo Uno de Plotino o lo innombrable por exceso.
Y es que la totalidad de lo ente como Causa que subsume toda la realidad es la plenitud por el camino del vacío; vacío, nada y perfección son sinónimos, y ello es la causa de que la verdad en sí sea una mera tautología carente de sentido. Tal Identidad suprema es en realidad no el objeto de la razón, sino aquel punto negro o fricción por donde la misma razón deja de ser operativa. Por eso no es casualidad que la pregunta más fundamental acerca de Dios sea la de su existencia. Y es que en este sentido la absoluta identidad y primera perfección como totalidad abarcante de la realidad es un sinónimo perfecto del vacío y de la nada cuya inexistencia se ha propuesto como dogma.
miércoles, abril 11, 2007
Perplejidades
La exposición pública de esa pregunta, tal y como aquí la estoy planteando, no sería una demostración de una instancia previa cuya manifestación vendría dada por la consideración intersubjetiva de su validez, sino que, por el contrario, es en el dominio público donde comienza a existir, es en la escritura y en la voz donde comienza a vibrar y a conformar su esencia.
Pero entonces, ¿es que vivimos bajo un sueño, cuando creemos que nuestra experiencia vital es en primer lugar solidaria con un egoísmo único y opaca a lo público y que sólo más tarde con nuestro contacto con el otro es cuando se de-muestra? ¿Es posible que no haya manera de dar significación a nuestra experiencia en cuanto "nuestra"?
El asunto es de una perplejidad extrema sobretodo cuando el propio individuo es capaz de introducir tal criterio en su experiencia individual, descargando de sentido todo cuanto se de en él que sólamente sea concedido desde su individualidad. Hágase la prueba y trate de eliminar todo sentido que no aparezca públicamente y obtendrá un resultado un tanto pavoroso. Pues de pronto aparece que el sentido no es donado por el otro ni por lo exterior a menos que uno sea consciente de tal donación. El caso es que entonces la donación de sentido no es un asunto especialmente público, sino que parte de la iniciativa subjetiva, que se ve obligada a enfrentarse en el juego de espejos de su propia e inalienable constitución.
La perversión de ese espacio caracteriza el pensamiento de los esquizofrénicos, por ejemplo. El enfermo comienza a sentirse observado y a percibir la entrada externa de unos pensamientos que no son los suyos, que eclipsan la legitimidad individual de su juicio, el criterio subjetivo de verificación de las significaciones. Aún cuando la constitución del sentido parezca elevarse sobre el espacio poéticamente ambiguo de la auto-posición, desterrando cualquier esencia previa a su existencia, hay un juego donde el sujeto se ve obligado a asentir en su propia privacidad, en su propio juego especular.
Y sin embargo todo demuestra que esa esencia a priori de nuestra previa intencionalidad no existe. La vida nuestra no es tematizable al grado de ser objeto para nosotros mismos, y ello es razón suficiente para que no seamos capaces de instaurar el sentido desde la instancia misma que nosotros somos. Pero exigimos una privacidad paradójica en nuestras decisiones que no es sino metafísica, en el sentido de que inaugura otra vez las esencias que pretendíamos haber aniquilado. Este es el modo en el que existimos, a saber, dentro de lo que deberíamos constituir, pero a la manera de un terrible soñador que espera, intuye, o imagina, el sentido que sólo él puede dar a su errática existencia.
martes, abril 10, 2007
La infamia universal
Esos clérigos de la razón que creen en el progreso ingenuo de algo así como “Europa” y de la constatación histórica de su verdadera unidad, que retoman los postulados ilustrados para mezclarlos ineptamente con sus dogmas cristianos irracionales no se dan cuenta de que ya en los mismos ilustrados se estaba preparando el cadáver de Dios para el entierro nietzscheano del día siguiente. En Kant no deja de ser un elemento sin el cual se hace imposible la libertad, y se ha señalado que en el sistema de Schelling se estaba disponiendo el nacimiento del nihilismo. El elemento cristiano parece ir poco a poco desvaneciéndose en el idealismo alemán. Y no es casualidad que así sea, cuando las voces que se levantaron contra él provendrían más tarde de Nietzsche y de Marx.
domingo, abril 08, 2007
El texto del mundo
Sólo a partir de la aceptación general de que el mundo no es algo que esté más allá de su texto, que no existe ningún supramundo platónico, ha podido la filosofía ir reduciendo su objeto hasta invertir la búsqueda del texto del mundo originario en el mundo en el texto. Primero mediante la conciencia histórica, y después mediante la interiorización del mundo en las obras de la expresión humana, se ha podido destruir completamente las sacudidas de lo infinito, cuya máxima expresión era el concepto de Dios.
jueves, abril 05, 2007
Paradojas postmetafísicas
Lo que con ello quiero resaltar es a su vez la dificultad de suponer una fragmentación absoluta en el ser y en el pensar, desde el lugar del pensar. Es decir, que desde el mundo del nóumeno quizás se pueda desde luego suponer una “metafísica del puro devenir”, dicho sea esto con toda la mala intención que se pueda suponer, pero que inscritos en el esquematismo kantiano, en las condiciones del espacio y del tiempo, y en la dicción del pensar que aún en su negación lógica sigue constituyendo un algoritmo lógico, tal condición es imposible.
martes, abril 03, 2007
Ficciones
Bajo esta ficción construye el hombre no sólo su vida cotidiana, sino un relato posible ahogado en el horizonte de los tiempos que le permite articular una historia con sentido. En esa historia juega un papel importante el arte, la ciencia, las actividades del hombre. Ellas nos hablan de una referencia última y existente, un “protagonista” o “sujeto” de la historia cuyo escenario es la tierra y el tiempo que transcurre es la Historia.