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domingo, julio 08, 2007

Extracto del Libro del Insomnio (IV)

299. Una gran parte de la violencia intelectual tiene como base un deseo radical de justicia. O, al contrario: Todo deseo pasional por la justicia universal termina generando comportamientos violentos. Lo absoluto y lo universal sólo pueden complacerse destruyendo aquello que los niega. Por eso la violencia proliferaba más en los idealismos, que son incondicionales. El fin justifica los medios cuando el fin es aquello que no puede someterse a mediaciones.

300. El hombre feliz es aquel que puede decir sobrio todo aquello que canta el hombre en ebriedad.

301. Se pueden llegar a dominar las palabras. Pero lo curioso de ello es que tal dominación significa en el fondo: las palabras han llegado a dominarnos. El poeta no es dueño de sus actos.

302. El concepto de “vida” como concepto metafísico. Lo que no elimina que esté impreso en el pensamiento cotidiano. Pero no hay un saber de la vida porque no existe “la vida en sí”.

303. El núcleo fundamental de la angustia es la culpabilidad. El que se angustia se sabe culpable de algo; se trata de una llamada hacia la responsabilidad. También puede verse como un precio que paga el pecador. Una señal de su pecado, un castigo que se inflige por no atender un asunto esencial.

304. Me aflijo por mis actos. Tomo decisiones impropias de mí. Son pequeños actos, cosas aparentemente inofensivas. En lo aparentemente inofensivo se oculta a veces lo más peligroso.

305. Pensar si la sabiduría de la vida, como búsqueda de la explicación de la vida, no es ya una forma de la sabiduría de la vida.

306. Lo sumamente cierto de nuestras vidas es la incertidumbre radical de nuestras vidas.

307. Nuestros proyectos, que se quieren instrumentos de control y administración de las contingencias, son como los planes de un explorador para caminar por un desierto sin saber si se enfrentará a un páramo o a un bosque. Por esa razón, no hay tales proyectos. La reversibilidad de la existencia humana es la causa fundamental de su carácter irónico. Toda grandeza de la existencia se halla tentada a mezclarse con la más ridícula de las bajezas. La vida consiste en su propia negación, en su teatralidad. La teatralidad no es una modificación de la existencia, sino la forma más propia de la vida. El que viajó por lugares peligrosos, llevando una vida arriesgada, murió al caerse una rama del árbol cuando regresaba ya a su casa.

308. La ironía de la vida es la tragedia de la vida.

309. Y si la vida es negación es también porque en el mismo movimiento que se autopropone como cosa que pensar vuelve a disolverse a medida que se avanza en la dirección de su pensar. La pregunta por la vida no es la pregunta por “una cosa”. No hay entidad tal que podamos llamar vida, o si la hay es sólo en la forma de una negación de sí. La vida es aquello por lo cual su propia pregunta tiende hacia la autodisolución.

310. Vida, totalidad, metafísica.

311. En la desesperación el espíritu va hasta el final de todos los asuntos. Si se ha considerado alguna vez que el escepticismo es el inicio mediante el cual, tabula rasa, se puede recomenzar el pensamiento, es precisamente porque la desesperación destruye todo lo que era un fundamento. Ausencia de fundamento e inicio son sinónimos.

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