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sábado, mayo 12, 2007

Sospechas kantianas

El concepto de intencionalidad recogido por Husserl de Brentano nos revela indirectamente el carácter "inapresable"de la vida entendida ésta como totalidad. Por tanto, no se trata aquí de la vida como aquello que se oculta tras la expresión de los acontecimientos espirituales humanos, como Dilthey entendía, sino la vida como esa totalidad o referencia última que constituye el objeto del pensar.

Si lógicamente la nóesis estaba relacionada de forma fatal con el nóema, cabría esperar entonces que la propia conciencia aspirase o estuviera encaminada ya en su propia constitución a un objeto al que tendería regulativamente sin llegar jamás a agotarlo. Una ausencia del objeto colmado que siempre escapa a la conciencia, y que no puede ser en realidad un objeto susceptible de ser pensado, ni de ser representado, que es aquello a lo que llamamos totalidad.

Esa tensión entre la conciencia intencional y el objeto es precisamente el dominio desde el que se produce el entramado de la dinámica vital como acontecimientos superpuestos unos a los otros, como figura inconcebible por el pensamiento en su auténtico dinamismo. Este concepto de vida como totalidad, o mejor dicho, de totalidad cuya expresión más común es la vida, es en efecto inalcanzable por el pensar, que, implicado en su propia facticidad, no puede representar la totalidad en la medida de su propia determinación.

La tragedia es que, a pesar de esta composición, la totalidad aparece en el pensamiento humano como un objeto susceptible de ser representado, bien psicológica o conceptualmente. Y esta necesidad de representar la totalidad, es en principio la causa del origen de la filosofía. Pues aquello que permanece como horizonte de cualquier pensamiento es ese ámbito distinto de los entes que los hace posibles en su aparecer como entes, es en realidad el objeto de la reflexión filosófica propiamente, y visto desde la facticidad humana, el desenvolverse de la vida en sus dominios infusionables, en los cuales la conciencia es un mero cruce, condenado a una eterna referencia que no puede jamás colmar.

Quizás Kant no se equivocara al trazar unas condiciones de posibilidad del pensar humano, es decir, en sospechar una génesis a priori en la constitución de la conciencia que evoca un ámbito estrictamente delimitado donde poder experienciar los acontecimientos. Ello daría sentido al hecho frustrante de que la conciencia misma sea capaz de representarse una totalidad que no coincide con la totalidad real, al margen de la posibilidad de la experiencia, y que no por ello estaría en un mundo nouménico de entes, pero que es el conjunto de todas las experiencias posibles de los hombres y su acontecer efectivo en su dimensión temporal.

En realidad, la totalidad no puede ser desplazada del discurso filosófico, pues de hecho es una condición suya. Todo discurso tiene que tener como condición el hablar de "algo", y ese "algo" es aquí esa totalidad que precisamente por no aparecer completa puede hacer posible la continuidad del pensamiento en otros hombres, en otros pueblos, en otras épocas. Y ello a su vez indica el carácter inacabado de la vida, y la idea, quizás un tanto terrorífica, de que el objeto que hemos colocado en el centro de nuestra reflexión como aquella luz que permite hablar acerca de "algo" no es en realidad un objeto que nos espere al final de todo pensamiento con los brazos abiertos, sino, muy al contrario, aquello que de continuo se está formando, sobre el hilo delgado y problemático del tiempo.

5 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola David.

Brillante entrada, enhorabuena. El tema de la totalidad y el papel que juega en el pensar humano me interesa bastante.

Tendría que ponerme de una vez con Dilthey, del que todavía no he leído nada. Como primer plato, ¿qué obra me recomendarías?

saludos

Unknown dijo...

Hola, Horrach.

Dilthey es interesante pues trata de encontrar una fundamentacion hermeneutica de las ciencias del espiritu, empresa que al parecer no pudo llevar a cabo, al tratar de hacer una ciencia estricta de la propia Historia, pero con el adviene por vez primera el pensamiento de la conciencia histórica como algo insoslayable. Yo lei "Teoria de las concepciones del mundo", se encuentra en Alianza Editorial.

Saludos.

Anónimo dijo...

Pues hay que leer, Horrach, su Introducción a las Ciencias del Espíritu... (digo, de Dilthey)


Buena entrada, David.

Añadiría o, más bien, compartiría lo que a mí me interesa, que el problema con Kant (y también con Husserl) en esto es su afán teorético, y su injustificada adscripción de dignidad epistémica sólo al 'objeto'; cuando, quizá, debería interesarnos un algo preteorético que no se aparece necesariamente a la patencia objetiva de una conciencia juzgante.

¿Se trata aquí de postmodernismo, de irracionalismo? En absoluto. Es filosofía griega básica. El algo que siempre antecede al logos y que el logos llega a declarar, a mostrar, después.

Saludos

Unknown dijo...

Hola Jethro. No he leido aun la Introduccion a las Ciencias del Espiritu. Este verano, mas tranquilo, espero tener tiempo para dedicarme a lecturas mas amplias. Si la cabeza nos da para ello, claro.

saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Gracias a ambos por las recomendaciones.

Aunque, como he dicho, no he leído todavía nada de Dilthey, tengo la intuición de que me tiene que servir para la tesis sobre Girard.

saludos