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lunes, septiembre 15, 2008

Fin de todas las disquisiciones

"Ningún problema tiene solución. Ninguno de nosotros desata el nudo gordiano; todos nosotros o desistimos o lo cortamos. Decidimos bruscamente, con el sentimiento, los problemas de la inteligencia, y lo hacemos o por cansancio de pensar, o por timidez de sacar conclusiones, o por la necesidad absurda de encontrar un apoyo, o por el impulso gregario de regresar a los demás y a la vida.

Como nunca podemos conocer todos los datos de una cuestión, nunca podemos resolverla.

Para llegar a la verdad nos faltan datos suficientes, y procesos intelectuales que agoten la interpretación de esos datos."

(Fernando Pessoa, Libro del desasosiego de Bernardo Soares).

Nunca antes se expuso, de forma tan precisa, rápida y breve, las condiciones trascendentales de la imposibilidad de la filosofía. Ante estas brevísimas sentencias, el imperio majestuoso de la investigación filosófica, con sus ornamentos doctorales y grandilocuentes, se reduce a un gesto inútil, una divagación caprichosa, pero que siempre viola la regla expuesta. Una pequeña referencia que sitúa el universo infinito de la filosofía dentro de su cebo. Caprichos del ser, si se quiere, ironías provechosas que nos inundan de conocimiento ( o de inutilidad, que es lo mismo).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé yo, ¿eh?. :)

Anónimo dijo...

FAUSTO
¿Crees tú que un árido pergamino es la fuente sagrada que, con sólo beber un trago de ella, apague la sed para siempre? No hallarás refrigerio alguno si no brota de tu propia alma.

WAGNER
Perdonad, pero no deja de ser un vivo deleite transportarse al espíritu de los tiempos para ver cómo pensó algún sabio antes que nosotros, y considerar después a qué gloriosas alturas al fin hemos llegado.

Johannes A. von Horrach dijo...

Bueno, eso en el caso de que la filosofía busque la verdad. Pero la filosofía, al menos la que más me gusta, sabe que la verdad precisamente no puede encontrarse, conocerse o poner en una vitrina.

shalom

Luis González dijo...

En la línea de Horrach, el caso es que la filosofía plantea su posibilidad misma en esa imposibilidad de la mirada completa, la perspectiva pan-orámica o la letra que con sólo leer te salva.Tal cosa - si es verdad - ni está ni se la espera. La filosofía(alguna filosofía, claro, quizás quepa otra) juega su juego - gracioso - haciendo broma constante con su contingencia y la inmensidad de jornada, más larga que las provisiones.

Por lo demás, me agrada la cita y tu reflexión sobre la vanidad de vanidades y todo vanidad.

Salud y librepensamiento

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Discrepo de este pensamiento tan sombrío. Hay un sentido único e infinidad de pseudoproposiciones que se le oponen, aunque todas ellas sean variantes de unos pocos casos lógicos. Por otro lado, nada ocurre sin razón; luego nada irracional tiene lugar en el mundo, ni se dan contradicciones más que en nuestro entendimiento.

En atención a esto, existe un modo de llegar a la verdad por exclusión en lo que Aristóteles llamó demostración apagógica. Si, ante un número cerrado de posibilidades, todas se muestran inconsistentes menos una, ésta será verdadera, por improbable, ingnota o infundada que nos pueda parecer tomada en su globalidad.