La miseria es la misma para el hombre moderno y para el antiguo: sólo los modos de enfrentarse a ella son distintos.
La Iglesia, la Clase y el Estado eran falsos a la luz de la razón, pero transparentes a la luz de lo que salva.
Las lágrimas provocan pensamientos, pero manchados de lágrimas.
De las resistencias del mundo sacarás pensamientos, pero nunca exentos de ceniza.
Nada más escandaloso que la realidad; nada más difícil de aceptar para nosotros que lo escandaloso.
El trabajo y la muerte te permiten un solo día de descanso, que es el que el amor te dona.
Hombres que han construido sin bases directamente en los techos, pero por ello mismo más cerca de Dios.
No nos desagrada el mundo, sino lo que unos cuantos han hecho con él.
El vino te convencerá siempre, pero su consejo dependerá del hombre que habite en ti en el momento de su visita.
La verdad parece locura en los labios del ebrio, porque el lenguaje de lo verdadero no comprende la humana sobriedad.
Nuestro gran pecado- lo que nos convierte en infelices- es seguir anhelando a Dios.
En el vino ya somos de otro, mas a diferencia del patrón o el empresario, lo somos con nuestro permiso y voluntad.
De decisiones tan finas como el ojo de una aguja, depende que el destino del filósofo sea la sabiduría o la locura.
Mientras sigamos viviendo, habremos de alumbrarnos, sea a la luz de una hoguera o de una sombra.
Al vapor de la palabra no cocemos ni una brizna.
Como el que trata de tapar con paja un agujero, así nosotros ponemos pensamientos en la boca de nuestra más lejana oscuridad.
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