Pananda Kartharak, ( 1907-1951), filósofo nacido en Kashemira. Publicó su única obra en 1936 bajo el nombre de Los principios de la filosofía; la misma estuvo a revisión hasta el año de su muerte, pero no se modificó en los aspectos esenciales.
Filosofía.
La filosofía de Kartharak recoge el espíritu pesimista ante la razón de filósofos como Pascal o Schopenhauer, pero a la vez sigue a Platón y a Schelling en cuanto cree que el hombre puede acceder a un conocimiento directo de la verdad. Si bien es cierto que en este punto Kartharak parece haber resuelto la escisión kantiana, en realidad reintroduce a Kant en su concepción de la evidencia fenoménica pura. Para Kartharak la intuición intelectual nos da el conocimiento en lo que él llama estado bruto ( knoin-arsheva), pero tal conocimiento es de una dación tal que la razón sólo puede analizarlo con posterioridad y en consecuencia, con parcialidad. Aquí Kartharak introduce una escisión fundamental en el propio acto de conocimiento, y distingue la conciencia ( khei-nirvana) del espíritu (aisthesi malekhva). La conciencia obtiene la realidad total en su dación primaria y absoluta, pero tal conciencia no admite una descripción inteligible de la realidad, sino que sólo puede atenerse a un dato en el que la inteligencia únicamente puede asistir como esencia contemplativa (minos theverin). El espíritu (malekhva), surge de la actividad intelectiva del hombre, pero sobretodo de su insatisfacción con la realidad que le revela la conciencia. Pero esta insatisfacción no es de raíz vitalista, como en Nietzsche o en Schopenhauer, sino que es la raíz indiferenciada de la vida y de la inteligencia (mosh arah). De la insatisfacción ante el dato dado a la conciencia contemplativa surgirá la acción de la cultura, que producirá a su vez el devenir en forma de conciencia histórica, y que será representado por la cultura occidental en decadencia progresiva (moit irah). El devenir del ser será extroyectado (mul) desde la experiencia del devenir del propio espíritu, que, contra Bergson, no ve como algo positivo, sino como la causa de la decadencia progresiva de la concepción del ser desde Parménides. En este sentido, la filosofía de Kartharak se acerca mucho a la del italiano Emanuele Severino, pero, a diferencia de éste, y siguiendo a Lévinas, Kartharak contempla la posibilidad de una exterioridad absoluta que él denomina trascendencia negativa (koin-narive), en la que los contenidos positivos de la metafísica platónica han de convivir con las sombras o espectros de las representaciones. Ahora bien, Kartharak distingue aquí el espectro puro ( moi-pur) del impuro (kezzakhe). El espectro puro es el producto de la acción del espíritu, que se refleja en la forma de la trascendencia pura. El espectro impuro es la existencia del devenir que el espíritu re-produce mediante su acción en la forma de la creencia en el devenir (Severino). De este modo ambos espectros forman el fundamento de lo que llamamos lo real (Huira) aunque lo real mismo existe como Profunda Irrealidad (Protomenuuira) y ésta consiste en la proyección ideal que la acción del espíritu refleja en el devenir de su acción.
Ética.
La ética de Kartharak se basa en las consecuencias prácticas de la distinción ontológica entre conciencia y espíritu vistas más arriba. Aplicando esta escisión, Kartharak apuesta por la conciencia progresiva o masiku, que consiste en una conciencia que no hace violencia al dato pero que, en pos de lograr cada vez una mayor objetividad, ha de comprehender cada dato en una dimensión mayor. La acción del espíritu es movimiento y por tanto, producción de simulacro e irrealidad. Como Schopenhauer, Kartharak también promueve el escepticismo y cierta pasividad de la acción, con lo que se emparienta con algunos filósofos estoicos y con algunos aspectos del budismo.
Filosofía.
La filosofía de Kartharak recoge el espíritu pesimista ante la razón de filósofos como Pascal o Schopenhauer, pero a la vez sigue a Platón y a Schelling en cuanto cree que el hombre puede acceder a un conocimiento directo de la verdad. Si bien es cierto que en este punto Kartharak parece haber resuelto la escisión kantiana, en realidad reintroduce a Kant en su concepción de la evidencia fenoménica pura. Para Kartharak la intuición intelectual nos da el conocimiento en lo que él llama estado bruto ( knoin-arsheva), pero tal conocimiento es de una dación tal que la razón sólo puede analizarlo con posterioridad y en consecuencia, con parcialidad. Aquí Kartharak introduce una escisión fundamental en el propio acto de conocimiento, y distingue la conciencia ( khei-nirvana) del espíritu (aisthesi malekhva). La conciencia obtiene la realidad total en su dación primaria y absoluta, pero tal conciencia no admite una descripción inteligible de la realidad, sino que sólo puede atenerse a un dato en el que la inteligencia únicamente puede asistir como esencia contemplativa (minos theverin). El espíritu (malekhva), surge de la actividad intelectiva del hombre, pero sobretodo de su insatisfacción con la realidad que le revela la conciencia. Pero esta insatisfacción no es de raíz vitalista, como en Nietzsche o en Schopenhauer, sino que es la raíz indiferenciada de la vida y de la inteligencia (mosh arah). De la insatisfacción ante el dato dado a la conciencia contemplativa surgirá la acción de la cultura, que producirá a su vez el devenir en forma de conciencia histórica, y que será representado por la cultura occidental en decadencia progresiva (moit irah). El devenir del ser será extroyectado (mul) desde la experiencia del devenir del propio espíritu, que, contra Bergson, no ve como algo positivo, sino como la causa de la decadencia progresiva de la concepción del ser desde Parménides. En este sentido, la filosofía de Kartharak se acerca mucho a la del italiano Emanuele Severino, pero, a diferencia de éste, y siguiendo a Lévinas, Kartharak contempla la posibilidad de una exterioridad absoluta que él denomina trascendencia negativa (koin-narive), en la que los contenidos positivos de la metafísica platónica han de convivir con las sombras o espectros de las representaciones. Ahora bien, Kartharak distingue aquí el espectro puro ( moi-pur) del impuro (kezzakhe). El espectro puro es el producto de la acción del espíritu, que se refleja en la forma de la trascendencia pura. El espectro impuro es la existencia del devenir que el espíritu re-produce mediante su acción en la forma de la creencia en el devenir (Severino). De este modo ambos espectros forman el fundamento de lo que llamamos lo real (Huira) aunque lo real mismo existe como Profunda Irrealidad (Protomenuuira) y ésta consiste en la proyección ideal que la acción del espíritu refleja en el devenir de su acción.
Ética.
La ética de Kartharak se basa en las consecuencias prácticas de la distinción ontológica entre conciencia y espíritu vistas más arriba. Aplicando esta escisión, Kartharak apuesta por la conciencia progresiva o masiku, que consiste en una conciencia que no hace violencia al dato pero que, en pos de lograr cada vez una mayor objetividad, ha de comprehender cada dato en una dimensión mayor. La acción del espíritu es movimiento y por tanto, producción de simulacro e irrealidad. Como Schopenhauer, Kartharak también promueve el escepticismo y cierta pasividad de la acción, con lo que se emparienta con algunos filósofos estoicos y con algunos aspectos del budismo.
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